El amor toca
a mi puerta y reflexiono. Él me da miedo, es capaz de proporcionar en mí,
escalofríos y temores; Ahora solo quiero sonreír a la vida, disfrutar cada
paraíso, renunciando a la tristeza y derrotando a la derrota. De modo que, así
venero cada santiamén importante de mi vida.
Mi
supervivencia me sabe a Gloria por ser gratificante y a Energía por estar llena
de ella, ya que he pasado uno de los caminos más intolerantes donde solo
importa ser resistente.
La persona
que se avecine a mi vida, solo podría llenar la suya de luz divina y recordarle que
todo en la vida requiere de esfuerzo, de tener en claro que el primer camino
está saturado de piedras, tristezas, derrotas y obstáculos. Cuando estamos en
busca de nuestros sueños nunca desistas, combate por ellos y encontrarás la paz.
El temor
estará en nosotros en pequeñas dosis, siempre que logremos cosas buenas, puesto
que no nos habituamos a su llegada constantemente. El pavor es natural cuando
se ha pasado por una larga senda, de amargas aventuras donde somos aprendices de
cada una de ellas y, un día cuando se esté preparado, la vida te revelará uno a
uno los instantes mágicos que no todo ser humano conoce.
La vida es
eso vida, solo debemos saber vivirla porque en ella están los tris más sabios y
fructíferos.
El paso más
importante es perdonar y amar. Perdona tus errores, los cuales te han guiado a
conocer el fracaso y ama tu esencia, cada pulgada de tu cuerpo, es allí cuando
todo recobra un sentido el cual te orientará a empezar el proceso más significativo
de tu vida, por lo tanto es cuando debes ser fuerte y constante.
La luz que
poseemos en nuestro ser, siempre debemos conservarla encendida y así va a
permanecer cada sueño que deseamos con afán.
—Wendy Luna